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Cuestionándonos la vida

Existen tantos tipos de preguntas como personas en el universo. Peguntamos y nos preguntamos todo el tiempo diferentes cosas, desde por ejemplo ¿Cómo va a estar el clima?  Hasta ¿Por qué existimos? Todas las posibles respuestas a estas preguntas nos ayudan de cierta manera en nuestras vidas, ya sea para saber como vestirnos, hasta si podemos llegar a vivir más de 100 años.

Desde muy pequeños estamos predispuestos a hacernos preguntas para poder saber un poquito más como funciona el mundo. El niño, asombrado por el mundo que lo rodea, quiere saber, explorar, conocer y sobre todo jugar. Esta habilidad se desenvuelve fácilmente en la niñez porque los niños no están condicionados por los esquemas fijos de interpretación como nosotros los adultos. Sin embargo esta habilidad, si se quiere innata, se va perdiendo a lo largo del tiempo por múltiples factores, entre ellos los condicionamientos, creencia y acciones de la sociedad en general.

Por esto el filósofo griego Sócrates, como un niño, paseaba por la polis interrogando a todo el que se cruzaba cerca suyo poniendo en marcha el método llamado Mayéutica. Este método Socrático buscaba a través de la interrogación, la reflexión y el razonamiento llevar a las personas a descubrir la verdad por ellos mismos, recuperando de algún modo la curiosidad de la niñez. Así realizando las preguntas adecuadas se puede llegar a ampliar nuestra mirada sobre la realidad, colaborando en gran medida a profundizar en nuestro campo de reflexión.

Sin embargo, podemos pensar que tan vez existen diferentes motivos para cuestionarnos diferentes cosas, es decir por qué nos preguntamos lo que nos preguntamos y de dónde salen las preguntas? En realidad muchas veces pasa que estos cuestionamientos que hacemos no tienen una respuesta clara y contundente, e incluso muchas veces no tienen respuestas aunque nosotros ignoramos es hecho. Lo mismo sucede si nos preguntamos por el origen de las preguntas, ya que es muy usual desconocer el origen de estas. Por eso es muy importante empezar a dar forma de esta herramienta que nos ayuda día a día en nuestra tareas diarias.

Así pues podemos ver en una primera instancia que todas la preguntas no sirven para los mismos fines. Por eso podemos pensar en una posible clasificación que nos ayude en principio a entender un poco más esta herramienta tan útil para nuestra vida.

Por ejemplo, ¿por qué elijo usar determinadas palabras y no otras? ¿Por qué existimos? O hasta ¿Qué cosas me hacen feliz y por qué? Este tipo de interrogaciones nos puede ayudar a conocernos mejor porque son identificar una primera instancia preguntas que nos abren puertas, que nos permiten pensarnos desde un lugar distinto, explorarnos. Muchas de las preguntas que vimos anteriormente tienen una sola respuesta, en cambio las preguntas para pensar nos permiten producir cosas nuevas, elaborar respuestas propias y hasta detectar supuestos con los que convivimos desde siempre.

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La posibilidad de pensarnos a través de un interrogante nos potencia, nos impulsa a conocernos más, a pensarnos desde otro lugar mucho más productivo, creativo, interpelándonos a nosotros mismos y a la realidad que vivimos. El ejercicio de la preguntas requiere, sin embargo, práctica y constancia para poder llegar a construir algo desde uno mismo. Es una tarea, un quehacer que nos debe encontrar comprometidos. El conocimiento de nosotros mismos nos conduce a lugares que nunca nos imaginamos siquiera llegar, ya que nos provee de herramientas para poder construirnos.

La actividad de preguntar nos lleva a buscar un sentido a toda nuestra realidad, poniendo en cuestión lo obvio, lo naturalizado, identificando los supuestos que nos sustentan, revisar nuestro propio pensamiento y creencias. Nos permite construirnos desde el presente y proyectarnos hacia un futuro deseable.

 Las preguntas para pensarnos siempre nos van a conducir hacia un lugar diferente. Cuántas veces hacemos los mismos recorridos para ir a nuestra casa, cuántas veces nos atrevemos a cambiar el camino aunque eso nos lleve tal vez un poco más de nuestro tiempo. Puede ser sumamente enriquecedor recorrer otros caminos aunque siempre lleguemos al mismo sitio, el camino que hemos transitado tal vez nos habrá cambiado y estemos mucho más distendidos que si hiciéramos siempre el mismo recorrido.

Y vos, ¿Te cuestionas la vida? ¿vienen preguntas a tu mente sin respuestas? ¿te concedes el momento para buscar esas respuestas?

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