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Los mensajes de la enfermedad

  • Categoría de la entrada:Reflexiones / Salud

Nuestros cuerpos físicos enferman y ésto es sabido desde el comienzo mismo de la humanidad. Pero ¿por qué enfermamos? ¿por qué algunas enfermedades son un camino de dolor y sufrimiento? ¿cómo nos recuperamos?. Todas estas preguntas fueron abordadas por la medicina moderna y son cada vez más las enfermedades que tienen un correcto diagnóstico y tratamiento. Sin embargo la medicina solamente aborda los síntomas y la búsqueda de medicamentos que los calmen, llegando si es necesario a invasivas técnicas quirúrgicas.

La primera vez que leí sobre ideas que sugerían que la enfermedad era una “maestra” que nos venía a enseñar algo que no supimos solucionar en la vida, fue un concepto que me pareció chocante, pues el sufrimiento físico que padecía era muy intenso como para comprender semejante afirmación. Pero con el tiempo entendí que la enfermedad introdujo cambios positivos en mi vida que de otra manera hubiesen resultado imposibles.

Realmente acepté que la enfermedad es una mensajera, no una adversaria. No es algo con lo que luchar, sino mas bien algo que nos debe hacer buscar la respuesta a la pregunta ¿Que me quiere enseñar esta situación que estoy viviendo?. Para responder a esta pregunta es necesario respondernos con sinceridad y sin ningún tipo de orgullo, lo cual en si mismo ya es un paso adelante en nuestra evolución personal. Ser sinceros con nosotros mismos es algo que no se logra con simplicidad e implica un gran trabajo de auto conocimiento. Dejar de mentirnos a nosotros mismos ya es un gran paso en nuestra sanación. Claro que si ! Reconocerse es curarse un poco.

Cuando enfermamos es inútil hacer culpable a alguien o algo exterior a nosotros o incluso a Dios por esa situación. Aparecen preguntas como ¿por qué a mi? que deben ser mejor reemplazadas por un ¿para que llego esta situación a mi vida? . Escucha tu propio cuerpo, cuídalo y ámalo en lugar de culpar a Dios por estar enfermo.

Un buen médico atiende más que un cuerpo físico y sabe que somatizamos en él nuestros vacíos y traumas emocionales, por eso la medicina oriental habla de conceptos holísticos donde se aborda a la persona como un todo y no aísla a la parte enferma del cuerpo para tratarla. 

La relación entre los conflictos emocionales y las enfermedades fue abordada por el Dr. Ryke Geerd Hamer entre las décadas del 60, 70 y 80. Sus estudios que relacionaron al cáncer con situaciones traumáticas vividas por los pacientes en su vida pasada, lo llevaron a perder legalmente sus facultades para ejercer la medicina en su país de origen (Alemaña).

En la actualidad una situación similar vivió el Dr Bruce Lipton, al realizar estudios que encontraron que el pensamiento humano podía influir sobre sus propias células, incluso sobre su propio ADN. Estas afirmaciones hicieron que Lipton fuera rechazado por la comunidad científica.

De todas maneras diferentes posturas científicas y médicas, cada vez encuentran mas evidencias que relacionan las emociones, con el pensamiento y la enfermedad, conceptos ya asimilados por la antigua medicina oriental e incluso por los chamanes de las tribus originarias.

Leyendo los estudios de Hamer y Lipton, encuentro en la ciencia evidencia de que la enfermedad es la consecuencia de una emoción oculta y reprimida en nuestro interior, por lo que logré comprender y aceptar que la enfermedad es un mensajero que nos quiere mostrar una verdad que no queremos o no podemos aceptar. Semejante afirmación puede poner los pelos de punta a médicos y psicólogos clásicos, pero quien transcurrió el camino de una enfermedad puede aceptarlo con mucha mas facilidad.

¿Cómo es que una enfermedad puede transmitirnos una enseñanza en nuestra vida?. Para comenzar cuando una enfermedad llega a nuestra vida, nos saca de nuestro lugar de confort, llevándonos mas allá de las fronteras que nunca nos animamos a cruzar. La enfermedad nos lleva a un nuevo territorio, un espacio desconocido, un lugar donde nunca antes estuvimos. En este punto se nos presentan dos opciones, una de ellas es intentar volver a nuestro lugar de comodidad, cosa que lo llamo resistencia. La otra opción es comenzar a explorar que nuevas posibilidades se me abren en este terreno desconocido para mí, siendo en este proceso de descubrimiento que vamos a encontrar valiosas lecciones al comenzar a obtener resultados que en nuestro espacio de comodidad nunca hubiésemos obtenido. Explorar nuestro nuevo espacio es lo contrario de resistir, es un acto que llamo fluir.

Tengamos en claro de que cuando hablo de espacios de confort y sus límites hablo de los límites que nos ponemos en base a nuestras creencias y maneras de pensar establecidas. La enfermedad llega siempre con una posibilidad para que valoremos la vida desde otro punto y practiquemos la empatía, cosa que nos puede volver más sensibles, pero al mismo tiempo auténticos. Y es cuando somos auténticos con nosotros mismos cuando nos damos la posibilidad de cerrar los ojos y dar un paso hacia lo desconocido, atravesando las fronteras del confort.

De esta manera la enfermedad nos propone no solo sanar físicamente, sino también sanar emocionalmente, siendo justamente las emociones las que dan el origen al daño físico.

En mi caso, habiendo atravesado dos cirugías, tratamientos oncológicos y controles hasta la actualidad, aprendo a escuchar los mensajes, los para qué, logré cambiar las cosas que resonaban negativamente en mi vida, hacerlas a un lado para seguir el camino de la sanación, valorando cada momento con total autenticidad.

Ulises

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