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La vida en piloto automático

  • Categoría de la entrada:Reflexiones

Para pensar y reflexionar, acá les dejo un interesante artículo acerca de la vida y nuestra conexión con ella. Lo escribe Virginia Sabugo, Licenciada en filosofía y docente, quien además de ser una querida amiga, es una excelente escritora que vuelca en papel pensamientos y reflexiones dignas de leer y llevar a la práctica el cambio que creamos necesario. Que lo disfruten !

Conexión Interior

¿Cuántas veces nos ha sucedido que vivimos en piloto automático? ¿Qué vivimos casi sin darnos cuenta, como si estuviéramos dormidos, hasta a veces como si fuera un mal sueño? Muchos de estos estados de adormecimiento son automáticos y muchas veces son buscados adrede por las personas intentando evadir alguna situación, evento o problema.

Muchas otras veces es para protegernos de decepciones, heridas o fracasos. Sin embargo, esta situación que consigue alejarnos de la realidad, adormecernos nos impide a su vez disfrutar de la vida en plenitud. Este estado nos genera apatía de todo lo que nos rodea, indiferencia por lo que pasa a nuestro alrededor. Presentamos falta de motivación, de entusiasmo por las cosas de la vida, todos nos da igual. Este estado que nos transforma en autómatas nos hace ser personas sin iniciativa, desvitalizados, sin capacidad de enfrentar cualquier desafío de la vida.

El cerebro humano es el encargado de hacernos funcionar plenamente. Está a cargo del funcionamiento total de todas las habilidades como seres humanos: nos permite desde respirar, comer o caminar hasta razonar, pensar y actuar. Pero para realizar esto el cerebro debe administrar su energía. Por ello al aprender estímulos nuevos los compara con los anteriores y rechaza los posteriores si son similares. Lo que realmente sucede aquí es que el cerebro está gastando energía innecesaria. Es decir, en vez de aprender a andar en bicicleta todos los días, el cerebro utiliza los aprendizajes anteriores para andar sin tener que gastar tanta energía. Esto le permite utilizar el sobrante para tener aprendizajes nuevos. Sin embargo, esa función cerebral nos hace actuar muchas veces de manera automática en situaciones que no deseamos hacerlo. Por ejemplo, responder a una persona de modo automático sin pensar realmente lo que nos preguntó y a su vez sin saber que le respondimos. La pregunta ¿cómo estás? es tan automática que realmente no esperamos una respuesta verdadera a esa interrogación, a su vez muchas veces la otra persona responde del mismo modo automático que nosotros “bien, por suerte”, cuando en realidad tal vez no se encuentre para nada bien.

Usualmente respondemos automáticamente a todas estas situaciones sin importar realmente como se encuentra la otra persona o como nos encontramos nosotros mismos. Hay una clara desconexión interior. Nos transformamos en robots ajenos a lo que nos pasa interiormente e ignorantes de nuestros estados interiores.

Pero ¿por qué nos colocamos en estas situaciones? ¿Por qué nos ponemos en piloto automático?

Muchas veces nos vemos inmersos en estas situaciones por comodidad, ignorancia o simplemente para huir de nuestra realidad agobiante. La vida suele estar llena de conflictos y situaciones límites por eso muchas personas intentan huir de estas realidades convirtiéndose en autómatas. Es más fácil salir mentalmente de esas situaciones que enfrentarlas. Muchas veces generamos rituales, hábitos para salir de algún modo de estas situaciones. Por ejemplo cuando manejamos al trabajo o tomamos el subte para volver a casa lo hacemos tan autónomo que llegamos a nuestro destino y no sabemos ni como lo hicimos. O cuantas veces hemos salido de casa hacia algún lugar y hemos tenido que volver para comprobar que cerramos bien la puerta de salida. Esto es un claro indicador de que estamos actuando bajo un piloto automático. La vida está llena de estas situaciones que nos dejan con la incógnita de que si realmente estamos viviendo la realidad.

Los rituales de nuestra vida diaria nos ayudan a vivir, nos facilitan la vida en gran medida. Sin embargo estas situaciones que transformamos en rutinas no tienen sobre sí o sobre nosotros otro poder que el de la sensación de seguridad y satisfacción que se dan en ellas a la hora de realizarlas. Es decir que no porque las dejemos de hacer, las cambiemos o simplemente las cuestionamos nuestra vida se va a derrumbar. Sino que es la repetición la que genera en nosotros esa sensación de que todo va a estar bien, que nada malo puede suceder, aun cuando algo no tan agradable suceda.

La realidad, las cosas, las personas, los objetos cambian incesantemente. Por esto las rutinas, los rituales y las costumbres son falibles. Hoy pueden ser llevadas a cabo y mañana tal vez no. Incluso las creencias no deben ser tomadas como verdades sino como conjeturas, hipótesis de una realidad cambiante. La desconexión así termina siendo la perdida de la vida misma, del transcurrir de esta. Nos transformamos en autómatas perdiéndonos lo hermoso del devenir de la vida. El poder reconocer que todo cambia nos hace poder ser más flexibles a la hora de vivir.

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